martes, 15 de diciembre de 2009

CONTEXTO TEMATICO

CONTEXTO TEMÁTICO
Profesionalizar la práctica es uno de los retos que me he planteado a partir del ingreso a la Maestría en Educación Preescolar como una necesidad por ser mejor como persona y docente.
Un ejemplo de afrontar este reto es realizando mi portafolio docente enfocado a la metacognición y reflexión profunda sobre mi práctica educativa, afrontando lo difícil que es reconocer mis errores me percato de mis debilidades en potenciar lo grandioso que es la experimentación científica, sobre todo en estos tiempos en que se ha dado paso al cambio y llevando a los niños posibilidades nuevas y divertidas para aprender.
A partir de lo anterior pretendo propiciar en mis alumnos capacidades y actitudes que caracterizan al pensamiento reflexivo abriendo oportunidades para que observen, expresen sus dudas, logren plantear preguntas pertinentes e imaginativas, elaboren explicaciones e inferencias, y aprendan más de lo que saben sobre el mundo que les rodea, todo esto a través de la ciencia.
Dentro de esta temática tiene mucho que ver mis experiencias personales y profesionales, porque al reflexionar sobre por qué tengo dificultades para abordar la ciencia con mis niños, me traslado a mi infancia y no tengo ningún recuerdo o experiencia significativa respecto a la experimentación, ni siquiera ya en un nivel de educación media superior, yo creo que todo esto es un antecedente de mis concepciones y debilidades, así que como docente quiero interpretar cuál es la razón del porque tengo temores al trabajar experiencias científicas, indagando sobre mis vivencias y experiencias previas, actuando y creciendo sobre ellas y así ofrecerles a los niños lo que en mi tiempo escolar no obtuve.
Es relevante la indagación de esta situación porque como docente sé que mis alumnos tienen grandes capacidades, ellos saben y pueden desarrollar estas habilidades científicas que no solo le ayudan en el conocimiento de la ciencia sino en la vida diaria. Es importante tanto para mí como para mis alumnos teniendo un beneficio de superación e incremento de competencias cognitivas.
Partiendo de la propuesta educar para la vida, me parece oportuno y significativo el hecho de que los niños practiquen un modo del método científico de acuerdo a su desarrollo que tengan la confianza, seguridad y autonomía para expresar sus conocimientos o inquietudes, abusar de su curiosidad y capacidad de asombro para aprender y si a través de momentos científicos lo puedo lograr quiero intentarlo, además de que esto provoca un mí un interés y deseo por descubrir y apropiar este proceso.
(Falta por concluir)

“TENER Y VIVIR MI FILOSOFÍA DOCENTE”

“TENER Y VIVIR MI FILOSOFÍA DOCENTE”

Inicié el ejercicio profesional de mi carrera docente hace apenas 3 años y 5 meses, llena de dudas, de inocencia, con ganas de salir adelante por ser y hacer una maestra de Nivel Preescolar. Soy Graciela Isolé Silva Hernández, y me defino como una persona paciente, sensible, empática, que lucha por lo que quiere, rodeada de gente que me ha ayudado a ser mejor cada día, entre ellos mi familia, mis amigos y mis alumnos.
Encontré en la docencia, una forma de ser, es apasionante mi trabajo puesto que no todos tienen la oportunidad de constatar progresivamente lo grande que son los niños, es por eso que siempre estoy en la búsqueda de cosas nuevas, retos y diferentes modos de llevar una educación para la vida, sobre todo en estos tiempos tan cambiantes que exigen una atención de calidad.

A lo largo de mi carrera y con la influencia de mis experiencias, he ido adquiriendo mis propias concepciones y mi forma de actuar pedagógicamente, se trata de ir avanzando y me es fácil darme cuenta de un cambio: hay un antes y un después.

Poco a poco pero segura he ido dando paso al cambio sobre todo dejando atrás la carga heredada de generación en generación y me refiero al tradicionalismo, esas acciones que en un tiempo realicé pero sin saber porqué y para qué… como el creer que con un canto se favorece un hábito de higiene, o el pensar que iluminando un árbol los alumnos están favoreciendo el conocimiento del mundo. También quiero expresar que pienso que no todo es malo, trato de tomar lo que me sirva de cada situación aprendida, ya sea de algún teórico, situaciones llamadas tradicionalistas, en fin…

Yo creo que cuando egrese de mi formación inicial estaba rodeada de ejemplos observados algunos buenos otros no tanto, con mucha teoría pero muy poca práctica. Conforme fui avanzando iba adoptando o desechando conceptos y acciones que me fueron formando ya como una profesional de la educación y gracias a esto hoy puedo tener y vivir mi filosofía docente.

Mi filosofía es generar ambientes de aprendizaje, momentos efectivos y afectivos para aprender, enseñar a través de experiencias significativas, adoptando por convicción la teoría constructivista en la que los niños van edificando sus propios conocimientos y no ser una transmisora sino más bien proveedora de situaciones retadoras que cubran las necesidades y amplíen conocimientos, a través de actividades de comunicación y relación con su realidad y que estás herramientas las utilicen para su vida en general.
Uno de mis lemas principales y que siempre tengo en mente es “Los niños si saben y pueden”, y más de lo que me imagino, para mi es importante conocerlos en todos los ámbitos de su vida, el ser su amiga y no una figura autoritaria y lejana, trato de educar con sensibilidad y mucha paciencia, para mí el crear un ambiente de organización y orden es vital aunque a veces me parece imposible.
Todo el que es maestro sabe de que hablo cuando nos enfrentamos con berrinches, patadas, malas palabras, problemas familiares y de conducta con los niños, confieso que en consecuencia tengo momentos de desesperación, enojo, estrés y de impotencia por no saber actuar en tiempo y forma, teniendo curiosidad ante las situaciones difíciles, preguntándome continuamente: ¿porqué esto no funciona? e intentando dar respuesta a mis interrogantes para mejorar la situación de mis alumnos.

Como estrategias aplicadas, unas adoptadas y otras inventadas son el aprendizaje a través del juego, lectura en voz alta, plenarias de comunicación, entre otras, que me sirven como apoyo para las situaciones didácticas que propongo, desarrollando competencias.

Tengo la firme idea que el educar es tarea de tres: docentes- padres de familia y alumnos, y en este sentido considero importante el acercamiento con los padres, y este es un lazo que a mí me toca crear, el hecho de demostrar con mi trabajo que el Preescolar no es un lugar de entretenimiento, sino que los niños hacen, investigan, crean sus hipótesis y las comprueban, aprenden jugando, que saben y pueden, con lo anterior los padres se dan cuenta y contribuyen en el proceso de desarrollo de sus hijos, ellos dan el seguimiento y sellan con el ejemplo actitudes y aprendizajes adquiridos en el nivel preescolar

Reconozco que tengo debilidades es una mentira el decir que ofrezco una educación integral, puesto que teniendo el valor de ser sincera tengo bajo rendimiento en proponer experiencias del campo formativo de exploración y conocimiento del mundo, es una contradicción tal vez con lo que menciono anteriormente, pero como todo ser humano , tengo fallas y en este sentido tengo otra filosofía: el hecho de ver esta deficiencia como un reto para crecer, nadie es perfecto, pero lo importante es que voy hacer algo para remediar mi debilidad.

Día a día he tratado de asumir mi profesión con dedicación, responsabilidad, reflexión y creatividad, a partir del ingreso a la maestría en Educación Preescolar me he cuestionado más a cerca de mis acciones pedagógicas, en un proceso metacognitivo para crecer, y es aquí a donde quiero llegar: Profesionalizar mi práctica.

DEFINIENDO MI CULTURA ESCOLAR

DEFINIENDO MI CULTURA ESCOLAR
Un día cuando estudiaba en la Normal, me quedé pensando e imaginando como sería “mí” escuela donde en un futuro trabajaría, la visualizaba con grandes espacios, atiborrada de juegos y materiales didácticos.
El futuro que veía muy lejano llegó. Hoy ya son tres años que egrese de la Licenciatura en Educación Preescolar y después de recordar ese pasaje en mi formación, puedo decir que el panorama en el que me desarrollo profesionalmente es total y paradójicamente diferente. A pesar de ello hoy afirmo que soy feliz con lo que soy y con lo que hago, he aprendido una infinidad de cosas gracias a estas experiencias que deja mi trabajo, tanto en lo personal como en lo profesional.
La escuela es un centro de enseñanza, de construcción de aprendizajes, en la que se pretende dar respuesta a las necesidades sociales actuales. Partiendo de mi propia concepción, puedo comentar que el estar estudiando la maestría ha abierto puertas a la reflexión sobre aspectos en los que no profundizaba como debiera ser, y uno de los puntos importantes y que impacto de forma positiva todo mi contexto laboral es la tan nombrada “Cultura escolar”, y para comprenderla mejor me gustaría partir de la definición investigada:
“la cultura escolar se puede definir como los patrones de significado que son transmitidos históricamente, y que incluyen las normas, los valores, las creencias, las ceremonias, los rituales, las tradiciones, y los mitos comprendidos, quizás en distinto grado, por los miembros de la comunidad escolar (Stolp y Smith, 1994, p.57).
Actualmente laboro en el Jardín de Niños: “Club de Leones”, ubicado geográficamente en la cabecera municipal de Salinas de Hidalgo, S.L.P. En un contexto económico y cultural de nivel bajo, rodeada por los principales servicios que ofrece el municipio como es el la clínica del seguro social, la secundaria técnica, la preparatoria incorporada a la universidad, el Cebetis, y el Camp.
La organización fue fundada en el año de 1981. El Jardín de Niños inició con dos educadoras, las cuales mostraron total interés en echar andar este proyecto, hasta lograr la construcción de dos aulas más y una bodega. Los baños aún eran letrinas. Ahí la cultura organizacional se comenzó a notar, funcionó la ayuda de los padres de familia a quienes se les invitaba a participar en muchas actividades en beneficio de la institución como fueron kermeses, talleres de manualidades para madres quienes vendían sus productos para recolectar fondos, rifas, etc. para hacer de esta, una organización más consolidada. Poco a poco y con mucho esfuerzo se construyeron los baños para niñas y niños. La escuela tuvo más fuerza, por lo que la demanda de alumnos aumento, asignando a dos educadoras más para atender a los alumnos. El trabajo compartido fue muy productivo, existía una unión de educadoras hacia un mismo fin, esto reforzó el trabajo en colaboración, que aún se encuentra presente.
Desde hace seis años el plantel cuenta con un personal de organización completa, la directora que es la encargada de dirigir y coordinar el ámbito administrativo y pedagógico que hace funcionar la escuela, 6 educadoras, incluyéndome, teniendo la misión de responder a las necesidades que demanda la sociedad actual, ofreciendo a los niños una educación para la vida, otros integrantes son el personal de apoyo como es el profesor de educación física que coordina y propicia el desarrollo motor y preservación de la salud de la población infantil del plantel y el intendente que armoniza integralmente las instalaciones escolares, así como los padres de familia y alumnos. Reflexionando cada integrante tiene su rol específico y es así como funciona, todos son importantes y gracias a esto la escuela ofrece un nivel preescolar de calidad.
Cualquier organización tiene una determinada estructura que se identifica como tal, mi escuela tiene su propia cultura escolar, características, visiones, misiones, que orientan hacia el éxito o fracaso, yo formo parte de esta cultura y puedo precisar las satisfacciones y debilidades, un modelo escolar como a continuación describo.
“La escuela como cualquier otra institución social, desarrolla y reproduce su propia cultura específica” (Pérez Gómez, 2004, p. 127)*
Pasando al plano institucional como mencioné anteriormente la escuela está situada en cabecera municipal de bajos recursos, al hablar físicamente del plantel me refiero a que el Jardín de Niños cuenta con 7 aulas, dividas en dirección, 3 aulas para 2º y 3 para 3º de educación preescolar, en la parte trasera se ubican dos baños convencionales considero en buenas condiciones, también hay dos bodeguitas ocupadas para guardar el material de limpieza, y el de educación física. En cuanto a los espacios libres se encuentran dos patios en los cuales se encuentran distribuidos juegos infantiles como columpios y resbaladillas, donde los alumnos desarrollan algunas habilidades motrices.
La escuela considero tiene grandes espacios siendo este un beneficio para desarrollar las actividades propuestas, está cercada con bardas altas lo cual hace el plantel más seguro y estético. En los interiores del aula, se cuenta con sillas y mesas aptas para los alumnos en buen estado, un pizarrón, algunas gavetas y estantes que permiten la organización de los materiales.
No es mucho con lo que se cuenta pero si hay material variado como diversos papeles, juegos didácticos, material para actividades físicas como balones, aros, cuerdas, etc. Existe en cada aula un rincón de lectura, integrado por cuentos enviados por el programa del gobierno federal “Hacia un país de lectores”.
Cada uno de los materiales nombrados tiene un propósito encaminado al apoyo del favorecimiento del desarrollo integral del niño.
Ser director implica ser un líder, un tipo de líder que se va a definir según sus actitudes, temperamento, valores, alergias ideológicas, todo lo que tenga que ver con su identidad personal y profesional.
Sin lugar a duda en mi centro de trabajo vivo un “liderazgo de gestión” Mónica Gather T (2004). liderazgo flexible, que aún no está consolidado, ya que la directora tiene apenas un año y medio desempeñando su papel, hecho que primeramente le ha permitido conocer el lugar donde trabaja, en palabras de ella, aún no se siente integrada sobre todo por las educadoras con mayor antigüedad que tienen un sentido de pertenencia en la escuela, sintiéndose invadidas cada que llega un nuevo director, se han tenido problemas debido a que no se estableció en conjunto una política laboral relacionada con permisos económicos, responsabilidades, apegos a la norma, repercusiones buenas o malas en el trabajo, reconociendo que esto ha dificultado la colegialidad, yo creo que no existe la escuela perfecta, nosotras como organización estamos en proceso de retomar la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, los cambios de actitudes y esto es algo que se ha propiciado favorablemente, vamos por buen camino.
Por otra parte mi labor como docente sigue ciertas metas y propósitos establecidos en la misión y visión, esta se formuló al inicio del año en donde participaron algunos padres de familia y personal docente, quedando establecido en la dirección del jardín de niños de la siguiente forma:
Misión: Brindar un servicio de calidad que promueva el desarrollo integral y armónico del niño, formándolo en una vida social de respeto a la diversidad, inspirada en los valores de identidad nacional situándolo como centro del proceso educativo.
Visión: Formar alumnos competitivos, creativos con ideales y ambiciones, capaces de afrontar retos con respeto y enfrentar el futuro con responsabilidad.
Siendo sincera, aunque al inicio del ciclo se formularon estas metas a corto y largo plazo, es una realidad vergonzosa que de cierta forma se realizan como un requisito administrativo, ya que durante el transcurso del año jamás se vuelve a tomar en cuenta, considero que es un “adorno” en la dirección. Esto me hizo cuestionarme: ¿Es en realidad un simple requisito?, ¿Cuál es la misión de la misión?, ¿Por qué después de la realización ya no se toma en cuenta? ...
Es impactante reflexionar y hacer este escrito, lo anterior se convierte en una tarea más por analizar, por descubrir el por qué, seguir conociendo y reinventando mi cultura escolar mejorándola y partir de ella, estas preguntas quedan inconclusas pero con la firme idea de empezar por cambiar la visión que tenemos como docentes sobre estos propósitos estipulados.
Dentro de mi cultura hay ciertas costumbres, prácticas, reglas, y acciones, algunas establecidas y llevadas a cabo por tradición, otras definidas por las necesidades de los actores fundamentales, y otras impuestas por las autoridades, algunas de parte formal y también informal, todo lo que sucede en mi escuela aceptándose como tal.
Con lo anterior me refiero a actividades como las comisiones propuestas por nosotras como docentes, tales como la guardia en la puerta, comisiones enfocadas a la organización de eventos cívicos culturales, eventos deportivos, acción social, maestro bibliotecario, secretario de actas y superación académica, honores a la bandera, periódico mural, rutinas de saludo establecidas dos veces a la semana y reuniones continuas del personal docente y con padres de familia.
Dentro del contexto hay ideologías y tradiciones que influyen directamente en la cultura escolar y me refiero a que hay una influencia muy marcada por la escuela primaria sobre los padres de familia, los padres y la escuela quieren que los niños salgan leyendo y escribiendo del preescolar (un mito identificado), otro rasgo curioso y real es el hecho de que en el municipio de Salinas de Hidalgo, S.L.P, los jueves se cierran los comercios y esto provoca una generalización de los padres de familia, tomándolo como un día de descanso, son pocos los niños que asisten este día, y es algo establecido con lo que hemos tratado de luchar .
Otro aspecto se refiere al reglamento escolar, los horarios, el uniforme blanco para los lunes presenciando el acto cívico de honores a la bandera, la bienvenida a los niños y el aprovechar mejor el tiempo en actividades que promuevan la adquisición de competencias en los niños.
Por otro lado cada tres meses se organizan kermeses a beneficio de necesidades de los niños o del plantel, contando con la cooperación de los padres de familia, y aunque nos ha costado fomentar la participación, después de un arduo trabajo de integración, comunicación y demostración del trabajo hemos logrado que los padres se sientan parte de la comunidad escolar.

Dando un panorama general de las condiciones físicas, y de organización me enfoco ahora al entorno familiar, social y económico.
Las principales actividades productivas que se realizan en la comunidad son la siembra y ganadería, lo cual es el sustento económico por periodos. Algunos padres de familia salen a diversos Estados buscando una oportunidad laboral en diferentes empleos como la construcción, siembra, plomería, o como obrero en alguna fábrica, pero la mayor parte de ingresos proviene de familiares inmigrantes ubicados en Estados Unidos. Aplicadas las entrevistas iniciales a los padres de familia me percato que en un 90% aproximado, tienen en sus estudios solo terminada la primaria, algunos ni siquiera lograron completarla, en un 8% lograron concluir la secundaria y solo el 2% tiene en su formación académica la preparatoria, de 28 de mis alumnos solo una madre llego a un nivel superior ella es dentista. Estos datos fueron impactantes para mi, fue un contraste ya que llegue a pensar que como el jardín está ubicado en una cabecera municipal, habría más nivel económico y cultural en comparación de otras experiencias vividas en comunidades rurales, podría decir que casi están a la par.
También me es importante señalar o describir la composición y tipo de familias que se observan en el entorno. La mayoría se caracterizan por conformarse por familias extensas es decir hogares donde habitan desde abuelos, padres, hijos, nietos, tíos, etc.
En otro porcentaje se notan los efectos del ingreso de la mujer al campo laboral sobre todo madres solteras, dejando a los hijos al cuidado de otras personas como los abuelos, o hermanos mayores. Un rasgo importante es el hecho de convertirse en madres a edad temprana la mayoría entra en un rango de los 18 a los 21 años, son mamás muy jóvenes pero comprometidas, luchando por que sus hijos tengan un futuro mejor.
Son muy pocas las familias nucleares conformadas por padres e hijos, ya que la mayoría de los jefes de familia salen en busca de una oportunidad de trabajo.
Todas estas características de las condiciones sociales y económicas del entorno familiar y social de los actores de la escuela, me parecen importante señalarlas, conocerlas, partir de sus características porque influye directamente en el funcionamiento del Jardín de niños donde trabajo y esto es parte de la cultura escolar.
Como menciona Pérez Gómez, (2004) “Es necesario destacar la determinación contextual de todo aprendizaje, el conocimiento y el aprendizaje son fundamentalmente situacionales, siendo en gran medida el producto de la actividad, la cultura y el contexto”
Se dice que el aula es el santuario de los profesores dentro de esta tengo a mi cargo el grupo de 2º de preescolar, un grupo conformado por 28 alumnos, lleno de diversidad en diferentes ritmos y estilos de aprendizaje, diferentes formas de vida, etc. Lo cual hace rico y significativo el conocimiento como encrucijada de culturas, aprendiendo unos de otros.
He aprendido a conocer, escuchar, conversar y hasta jugar con los alumnos dándome cuenta de los conocimientos previos, las experiencias que trasladan al preescolar y sobre todo percatarme de los avances que han tenido incrementando sus competencias.
Mi forma de trabajo se guía en base al programa de educación preescolar (PEP 2004), planeando y aplicando situaciones didácticas o experiencias en las que los niños al ir construyendo aprendizajes potencien sus competencias, agrupadas en los seis campos formativos promoviendo un desarrollo integral.
Un recurso valioso en mi intervención es el aprendizaje a través del juego, la experimentación, la lectura en voz alta, la expresión oral y escrita empleadas como estrategias, lo cual rinde frutos al lograr con el objetivo.
La planeación, la evaluación diagnóstica, la observación, el diario de trabajo y la evaluación formativa y continua son tareas que definen parte de mi intervención.
Por otro lado ahora me gustaría enfocarme a un aspecto que llama mucho mi atención, una palabra que en los tiempos actuales pesa mucho para el buen funcionamiento de la escuela y me refiero a la “colegialidad”.
Interesada por indagar mas en este aspecto, me día a la tarea de realizar algunas entrevistas aplicadas a todos los miembros de la comunidad escolar llámese docentes y representantes de la sociedad de padres de familia, fueron preguntas en relación a qué era para ellos la colegialidad y cómo la practicaban: Las conclusiones a las que llegué es que cada quien tiene su punto de vista según la función que ocupan en el centro escolar, por ejemplo mi compañera Victoria (maestra de 2º ) justifica que no hay colegialidad por la lejanía del jardín de niños, y el tiempo que se invierte para los traslados impide que existan momentos de compañerismo (más bien lo interpreto como una excusa), en cuanto a los padres, a ellos no les interesa si llevamos una buena relación incluso ellos señalan que así la perciben, no se fijan mucho en aspectos administrativos.
La colegialidad para mi va mas allá del trabajo en equipo, se refiere a la comunicación entre docentes, la articulación de ideas, el compartir para crecer, desafortunadamente estas características no las vivo en mi plantel, no hay una colegialidad se trata de una colegialidad artificial o fragmentada, es algo muy difícil de explicar el por qué de esta situación, pero si puedo decir que por mi parte existe toda la disposición, pero siempre hay piedras en el camino que hace más difícil las relaciones, como los miedos, el celo profesional, egoísmo, las actitudes y valores personales, etc.
A pesar de ello, realizando con gusto mi trabajo he sacado adelante las tareas que me tocan, tengo la firme idea de seguir poniendo todo de mi parte para lograr la colegialidad, aunque también sé que para ello se necesita más de una persona, es hora de empezar a sumar y no a restar, de sumar compromisos, voluntades, sentido de pertenencia, olvidarnos de inseguridades. Todo esto es un proceso que no se logra de la noche a la mañana, requiere de tiempo, esfuerzo y voluntad, esta nueva visión me ha hecho modificar mi pensamiento, ya que antes no le daba mucha importancia creía que con hacer mi trabajo era suficiente, pero a partir de este análisis entiendo que la colegialidad forma parte de esta cultura escolar, de cierta forma es la base que sostiene los demás actores, por lo que a partir de ahora pondré más énfasis propiciando una colegialidad armoniosa, para el beneficio de mi cultura y por ende de la escuela donde laboro

IDENTIDAD DOCENTE: SER Y HACER

IDENTIDAD DOCENTE: SER Y HACER
En cierto momento de nuestra vida llega la hora de tomar una decisión que bien o mal guiará el rumbo sobre lo que queremos ser y hacer, resulta complicado tomar una respuesta, puesto que sabemos el impacto que tiene esto directamente sobre nuestra vida diaria, es ahí donde se entrelaza nuestra vida personal, la cultura en la que hemos crecido, los valores y actitudes, lo aprendido en nuestro medio, ejemplos de personas cercanas en fin. En ese momento de decisión hacemos un recuento de lo vivido y de cierta forma en nuestra conciencia ya sabemos o al menos tenemos una idea sobre lo que queremos para nuestro futuro, que no solo implica un bienestar económico y ser alguien útil a la sociedad, sino también tener satisfacciones y gustos que nos hagan disfrutar lo que hacemos.
Pues bien, mi nombre es Graciela Isolé Silva Hernández y hoy como docente de educación preescolar, estoy convencida que el camino que elegí fue el correcto, sintiéndome plena en lo personal y profesional que al final de cuentas resulta un solo proceso.
Al hablar de identidad es responderme ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿qué he logrado y en qué he fallado? Todo inicia en el aspecto biográfico...
En mi niñez, viví rodeada en un medio familiar dedicado a la docencia, asunto que para mí resultaba un juego simbólico en mis actividades infantiles, es obvio que mi elección por ser docente viene de una influencia positiva, el hecho de querer ser lo que vi a lo largo de mi vida. Mis padres siempre me han apoyado en cualquier decisión, y no por el hecho de que fueran maestros, también quisieran que yo lo fuera obligadamente, como mucha gente me decía: -¡Si tus padres son maestros, ya tienes el camino más fácil!
Esto me daba mucho coraje y llego un momento en que pensé en elegir la otra carrera con el fin de demostrar que yo podía hacer mi propio camino, pero no...
Sabía que mi carrera era la docencia me visualizaba como docente, trabajando con los niños más pequeños, en la etapa más hermosa de la vida, descubriendo, jugando, experimentando, investigando junto con ellos el mundo que les rodea... que satisfecha estoy por poder ser y hacer una docente que participa en la construcción de sus conocimientos.

Como mencione anteriormente, el ejemplo observado de mis padres tuvo influencia en mi para elegir tomar la aventura de ser maestra, tal vez nunca me puse a pensar a fondo el porqué o de donde viene mi interés, pero de aquí rescato el indagar a mi familia como parte de mi identidad, aspecto primordial en el que hay que hondar para seguir ampliando y reafirmando este proceso de construcción de autoconocimiento.
Mi familia, aunque se escuche informal, es lo más grande y valioso que tengo en mi vida, mi mayor ejemplo, mis padres Fernando y Graciela, yo soy la mayor de cuatro hermanos, Gisela, Fernando y Samantha, la comunicación que tengo con ellos y con mi padres es de confianza, de respeto, plena y abierta, ante cualquier situación sé que cuento con ellos.
Mi familia es parte de mi identidad, de ella aprendí la mayoría de las cosas que sé, adquirí costumbres, normas, valores, esto se refiere a la cultura familiar, una forma de explicar que todo lo vivido hace de mí ser quien soy, dando un aporte enorme a la configuración de mi personalidad.
A lo que quiero llegar es que hay rasgos como la cultura familiar que se puede analizar para definir mi identidad del maestro, es decir, mis actitudes, mi forma de hablar, el hecho de ser maestra, de mis rasgos físicos, mi paciencia, mis gustos y preferencias, mi historia personal y profesional, mis ideologías, en fin todo lo que soy, tiene una explicación, una raíz y un porqué, y es factible comprender que todo viene de una influencia del seno familiar. En este sentido, la identidad no es simplemente un dato, es un proceso de construcción social.

A partir de este análisis, que me hizo recordar y volver a vivir mi pasado, me enfoco ahora a un punto que se conjuga con el anterior y me refiero a la identidad profesional

Antes de iniciar mi estudio en la normal, creía que el ser maestra era tarea fácil, como desgraciadamente mucha gente piensa.
Cuando recién ingrese a mis estudios de licenciatura en educación preescolar no cabe duda que yo traía conmigo ciertas ideas referentes a la carrera que iba a estudiar, me da pena reconocer que en ese entonces yo tenía irrefutables pensamientos como: ¡esa carrera es fácil!, ¡solo hay que enseñar a los niños a recortar e iluminar y jugar con ellos!
Que equivocada estaba, cómo pude llegar a pensar eso... pero en cierta forma todas estas ideologías las adquirí porque como antes y ahora aún siguen vigentes, es común escuchar a gente alejada de la realidad escolar, decir estas expresiones porque forman parte de una cultura de concepciones equívocas, aunque hay que reconocer que vamos por buen camino aún estamos en proceso de demostrar y seguir reconociendo la importancia del nivel.
A lo largo de la carrera, me fui percatando del papel importante que tengo en la sociedad al tener en mis manos el desarrollo inicial de los pequeños.
El ser docente significa para mí un gran compromiso, y aunque mi experiencia aún no es mucha, me doy cuenta de la importancia de mi trabajo, de los retos y problemas actuales a los que me enfrento, y el granito de arena que aporto para cumplir la misión de ofrecer a los niños experiencias y herramientas que preparen a la vida respondiendo a la demanda social.
Al momento de egresar yo me sentía muy ilusionada, satisfecha por el logro de haber culminado, ya era el momento de ser independiente, de ejercer con agrado mi carrera, me imaginaba que trabajaría en una escuela con grandes salones, repletas de material didáctico y lúdico, estética por dentro y por fuera...
Cabe mencionar que al momento de describir esta situación se me vino a la mente una cita que me impacto y que tiene que ver directamente con lo anterior:
“La profesión docente se elige desde una concepción ideal, según la cual es aspirante a profesor se identifica con la imagen idílica” (Covarrubias Villa, 2001, p.275), lo cual significa que desde que estamos en la normal tenemos sueños guajiros, desarrollando una concepción ideal del rol como profesor.
Llego la hora de pedir trabajo, y también llego el momento de despertar de las ilusiones que me había hecho, de enfrentar la verdadera realidad, la realidad de lo difícil que es conseguir un trabajo o interinato, cada día se veía perdido entre las horas largas de esperar una respuesta en las dependencias federales ese sueño de esa escuela perfecta... así transcurrió el tiempo, hasta que gracias a Dios un día salió la secretaria diciendo: ¡hay un interinato de un año para Guadalcazar!, en cuanto escucharon el lugar todos se alejaron de la oferta, y yo dentro de mi ingenuidad me decía: ¡Guadalcazar no está lejos!, así que muy valiente y empujada por la desesperación tome la decisión de emprender los inicios de mi ejercimiento profesional.

Formalmente por disposición oficial y con mi nombramiento llegue al jardín de niños “Emiliano Zapata”, en la comunidad llamada “San Ignacio”, perteneciente al municipio antes nombrado, hacía un recorrido de cuatro horas, aún recuerdo ese primer día, lleno de miedo a lo desconocido, angustiada porque no sabía donde era, contenta porque ya tenía trabajo, ya era hora de demostrar de qué estaba hecha.
En estas zonas tan lejanas, pienso que como mujer tenía grandes desventajas, como el hecho del peligro para el traslado y el regreso, en cierta forma estamos desprotegidas y a la deriva de cualquier situación por muy duro que se escuche, y esto también forma parte de una realidad que no me platicaron en mi formación inicial.
Cuando llegué a la comunidad, fue algo contrastante, nunca me hubiera imaginado la forma en que trabajaban los maestros rurales, que para entonces me había convertido en uno de ellos.
Llegar a un lugar desértico, un jardín prácticamente abandonado, el buscar un lugar donde poder dormir, la gente me veía como una extraña que invade su territorio.
Después de conocer el medio y adaptarme comencé a disfrutar el trabajo, hubo situaciones de depresión, de soledad, momentos de reflexión preguntándome si esto es lo que quería, si esto es lo que buscaba... pero a pesar de todas las situaciones salí adelante, y me siento orgullosa de haber logrado terminar esa propuesta de trabajo.
Confieso que hubo momentos en que deseaba desistir, pero todo lo vivido lo tomé como un reto a superar, y así fue, aunque me costó trabajo, me sentía parte de la comunidad el conocer a la gente, su cultura y tradiciones, jugar con los niños, y darme cuenta de la importancia del contexto, afirmo que en esa comunidad y con mi grupo, a pesar de las carencias y limitaciones, ahí termine de formarme como docente, en lo personal valoré muchas cosas, aprendí a ser más humilde, conciente y empática y sobre todo hacer docente, ahí comencé a desarrollar y moldear mis primeros comportamientos profesionales , toda esa esencia que me identifica como maestra.

Ser maestro implica situaciones en las que pensé nunca viviría, pero todas las experiencias, las satisfacciones, los errores, los retos, son el resultado de lo vivido en mi intervención docente.
Pues esta es mi realidad, esto yo creo que ha sido lo que más ha impactado en este proceso y no fue durante mi formación sino ya trabajando profesionalmente, ese contraste de realidades, a veces me pregunto: ¿qué hubiera cambiado si en la normal me hubieran presentado esta realidad?, ¿Por qué no me dijeron que esto también existía?, ¿Y si lo habrían hecho hubiera enfrentado la situación mejor preparada?
De cualquier manera me obligó a crecer y después de este deshago no me arrepiento de nada de lo que viví, me dio un gran autoconocimiento, es impactante hacer este recuento en el que pocas veces reflexionó, pero esto me dio como resultado tener una identidad profesional fundamentada en la que conjuntada con lo personal forma la deseada “Identidad del docente”.

Posteriormente y contenta por el otorgamiento de mi plaza como docente, emigré de la localidad de “san Ignacio”, para llegar al municipio de Salinas de Hidalgo, S.L.P en la comunidad “La Reforma”, yo creo que en cada escuela se aprende algo nuevo, aterrizo y reafirmo mi forma de ejercer la docencia, y en este Jardín de niños, no fue la excepción.
Actualmente y después de un cambio de inter-zona ahora me ubico en la cabecera municipal en el plantel “Club de Leones”, un cambio drástico de zona rural a urbanizada, pero con las mismas ganas por salir adelante en lo personal y profesional, no hay duda…

Hay una gran diferencia en el antes y ahora en cuanto a todo lo que engloba a la intervención docente, yo creo que parte de mi experiencia me ha hecho buscar nuevas estrategias que me ayuden a responder esas necesidades y tal vez fue un motivo por el que estoy estudiando la maestría, como una forma de encontrar respuestas.
Me encuentro en una etapa de exploración “transcurre durante los tres primeros años, se caracteriza por la necesidad de sobrevivir, de descubrimiento y exploración” (Huberman), me es útil entender que es normal pasar por esta etapa en donde también es válido aprender mediante el ensayo y error, el descubrir y aprender cosas que jamás hubiera pensado viviría.
• UN EJE MÁS PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE
CONOCER PARA CRECER

Hay posibilidades de reconstruir mi identidad yo pienso que el punto central no es solo conocerla, saber quién soy, cómo soy, todo lo que engloba, sino el tener la oportunidad de profundizar en las implicaciones de ser docente, partir de esto y modificar para cambiar y mejorar, por eso me pareció importante darle nombre a este apartado como un eje más para la transformación.
Darme cuenta de mis prácticas bajo las cuales se dirime la construcción de mi identidad es decir (el ser y el hacer docente) y, por ende, el sentido y orgullo de pertenencia.
Puedo ver como una ventaja el hecho de haber egresado con el actual plan de estudios, en el sentido de que no hay un desprendimiento del anterior programa, como les ha sucedido a algunas educadoras, pero si he tratado de erradicar ciertas prácticas y mitos que por tradición o costumbre se han llevado a cabo en el nivel de preescolar y esto es una realidad de la cual todavía nos cuesta trabajo quitar, es una lucha con nosotras mismas el reconocer que si cambio él programa también tenemos que cambiar nosotras.
En concreto y basándome en mi realidad puedo decir que aunque no cuento con mucha experiencia, he lograda fundamentar y establecer mi identidad profesional erradicando ciertas prácticas y mitos que no corresponden, ni son funcionales en este momento, como el uso de las planas, y actividades memorísticas, la manzana roja, etc.
Lo anterior es un impedimento para realizar como debe ser el propósito de la educación, tengo momentos en que analizo mi práctica y verifico mi identidad y mi cultura escolar, desecho todo obstáculo que me impida potenciar las competencias de los niños. Como docentes sabemos que todas estas creencias y tradiciones están erradicadas a menos de que tengan un sentido, pero sin embargo se siguen practicando por costumbre, por facilidad, porque creemos que los niños solo quieren jugar y cantar, hay que ponerle alto a esto.
Hay una frase que escuché y que cabe mencionarla “Hay que aprender a desaprender.”

A fin de cuentas se tiene que luchar contra muchos obstáculos, no podemos quedarnos con la idea que no se puede hacer nada, la vida profesional de un docente está llena de retos, el cumplir la verdadera función social de la escuela está en las manos de cada maestro en donde se conjuga a la vez el conocimiento de la cultura y la definición de la identidad profesional.
Un cambio se lograría con una revolución mental, es decir, proporcionando realmente una educación para la vida: aprendizajes funcionales.

Todo lo anterior no es más que un examen de conciencia, una radiografía de lo que somos y hacemos, este escrito me dio la oportunidad de reflexionar donde estoy parada y para donde voy, sé que necesito cambiar aspectos en la práctica revalorar lo que hago y desechar lo que no funciona, este proceso es un tanto difícil, porque obviamente no nos gusta reconocer lo negativo, pero al final si lo hacemos da como resultado algo positivo que facilita nuestros objetivos.